Cuenta
la historia que unos niños vinieron de la selva a avisar a los pobladores
ribereños que iba a venir un gran diluvio y un eclipse solar y que debían estar
preparados sembrando árboles de guayaba y huito para poder subirse a ellos
cuando viniera la inundación. Posteriormente se dio lo que los niños habían
anunciado: hubo una gran lluvia con mucho viento, truenos y relámpagos y las
familias que habían estado preparadas se subieron a los árboles de huito y
guayaba que eran considerados árboles robustos. Primero subieron a los niños,
luego los hombres para poder ayudar a subir a las mujeres. Pero las mujeres
embarazadas no pudieron subir más y se quedaron abrazadas al árbol esperando
que pase el diluvio. Cuando por fin todo volvió a la calma, los hombres se
dieron con la sorpresa que las mujeres embarazadas estaban petrificadas: habían
sido convertidas en nidos de comején.
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